Para iniciar invoquemos la misericordia divina, por medio de María, nuestra Madre del Cielo para que sea ella quien presente al Señor nuestras súplicas. Que cada una de las dulces avemarías que vamos recitando, sea la expresión de nuestro amor y gratitud a la Virgen María.
Que ella presente a su Divino Hijo nuestras súplicas más sentidas, en especial por la paz de nuestra patria , la paz de nuestras familias presentes y ausentes.
En especial por cada una de nuestras familias, para que haya comprensión, empatía, paz, bienestar y prosperidad.
Y lo pedimos en el nombre de Jesucristo nuestro Señor. Amen.