SAMUEL LEONARDO

Un niño nos ha nacido
que causa nuestras delicias,
porque trae las abricias
de un regalo muy querido.

Es una grata armonía
y un regalo muy bonito;
es un tierno Principito
que nos llena de alegría.

Tiene unos ojitos bellos
hechiceros y profundos,
que pasando los segundos
van esparciendo destellos.

Ellos reflejan amor,
ellos reflejan ternura,
de su almita la dulzura
y de su almita el candor.

Con sus ojitos de encanto
y muy fija la mirada,
mantiene siempre extasiada
la música de mi canto.

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Regálame una sonrisa
mi querido Principito
y que tu corazoncito
siempre palpite de prisa...

Cuando en la cuna soñando
eres un ángel dormido,
otro ángel muy complacido
vela tu sueño cantando.

Tratando de conversar
haces un notable esfuerzo
y por eso con mi verso
yo te quiero saludar.

Eres una pincelada
de candor y de belleza,
que madre naturaleza
pintó antes de tu llegada.

Tus padres y tus abuelos
están llenos de alborozo
y celebran con gran gozo,
tu llegada a este suelo.

Y ruegan con humildad
a la Virgen y al Señor,
que te rebosen de amor
y de gran felicidad.

Porque tú eres Samuel
el llamado del Señor
que te regale su amor
y que siempre estés con Él.

(Se pueden agregar más estrofas).